Etiquetas
Catón, Julio César, Marco Porcio Catón, Prognantes, Sócrates, Tapso, Utica, Zenón
Fundado por Zenón de Citio, el estoicismo es una corriente filosófica fundada en el año 301 A.C. En cierta forma los estoicos pregonaban que se puede alcanzar la paz solo ante el desprendimiento de las glorias mundanas y el materialismo, y solo guiando su vida por valores como el honor y la virtud. La doctrina estoica que consideraba esencial cada persona como miembro de una familia universal ayudó a romper barreras regionales, sociales y raciales, y preparar el camino para la propagación de una religión universal. no hay un Dios fuera de la naturaleza o del mundo; es el mismo mundo en su totalidad el que es divino, lo que justifica que la creencia en los dioses, pese a su heterogeneidad, sea universal.
Estos entre muchos otros principios emanados del pensamiento estoico fundamentan esta corriente del pensamiento, además dice del estoico es alguien de carácter fuerte, difícil de conmover, lo que llamaríamos «Un tipo duro», de escasas lágrimas, lamentaciones o sentimientos. Entre ellos despierta mi atención el Romano:
Marco Porcio Catón (Caton el viejo)
Marco Porcio Catón (Tusculum 234 a.C. – 149 a.C) fue un político. escritor y militar romano apodado El Censor(Censorius) Sapiens, Priscus o Major (el Viejo) para distinguirlo de su bisnieto Marco Porcio Catón el Joven.
Historia Blogueada, se complace en rememorar hoy a este pintoresco romano, estoico como ninguno, rival como el que más de Julio César, protagonista de la peregrinación de un ejercito de diez mil hombres a través de tierras de muerte segura (norte de África) y haber logrado la proeza, la cual históricamente se conoce como «Los Diez mil de Catón». Sin dudas un personaje más que pintoresco y digno de aparecer en las páginas de este humilde blog. Sin embargo no es su vida la que hoy pretendemos reseñar sino el capitulo trágico de su muerte, tras enterarse de los triunfos de su rival Julio Cesar en Tapso y la derrota de sus aliados estratégicos, el avance de su enemigo y su pronta captura Catón decide tener una muerte digna antes que mirar a los ojos a su arrogante enemigo, entonces intenta suicidarse esta descripción tomamos algunos extractos textuales de las páginas de «El Caballo de César», novela de Colleen McCullough como sigue a continuación:
La Muerte de Catón
«Un mensajero de Meteleo Escipión llevó a Utica la noticia de la derrota de Tapso, pero no llegó mucho antes que los refugiados del campo de batalla, ninguno de ellos con el rango superior al de tribuno militar de segunda…. « En este marco de cosas Catón expresaría asombrado: «-Pero si las tropas de César estaban descontentas – dijo Catón con voz sorda a su hijo -. Estaba seguro que lo derrotaríamos. El joven Catón no contesto que podía decir.
Tras escribir a Metelo Escipión para comunicarle que no se molestara en ir a Utica, Catón permaneció absorto en sus pensamientos durante el resto de aquel aciago día» Al día siguiente Catón ordeno algunas diligencias, despacho algunos barcos y misivas, ordeno a sus soldados tareas cotidianas, un día como cualquier otro para el gran general, la ciudad de Utica que debía gran agradecimiento a nuestro pensionario y en desesperada hora pide su consejo para forjar su futuro a lo que ese mismo día Catón les proclama: «- No – dijo Catón con desacostumbrada delicadeza -, no puedo seguir tomando decisiones por vosotros. Vosotros mismos debéis decidir si deseáis oponeros a César o solicitar su perdón. La alternativa sería enfrentaros a un sitio, y vuestro destino no sería distinto al de las ciudades de Cartago, Numancia, Avarico, Alesia. César domina aún más que Escipión Emiliano la táctica del bloqueo. El resultado seria la destrucción de esta ciudad extraordinariamente rica y hermosa y la muerte de muchos de sus ciudadanos. César impondrá una multa considerable, pero disfrutaréis de la continuada prosperidad necesaria para pagarla. Solicitad el perdón» Sello así el de sus leales, Catón hijo va tras el prometiendo aliados para sus tropas, esperanzas a un impertérrito padre, que no dejaba de pensar y rebatir los alegatos esperanzadores de sus leales. En estas horas aciagas Catón que por estoico se había procurado una vida alejada de los lujos y de los vicios pide tomar algo de vino para asombro de su mayordomo (Prognantes) y escoltas. «- He cumplido mi misión, ¿Por qué no iba a beber? – preguntó. Tomo un sorbo e hizo una mueca de aversión. Acto seguido exclamó – ¡Qué extraordinario! He perdido el gusto por el vino».
Ultima Cena de Catón
Al día siguiente corrió la voz de que César se acercaba rápidamente, Catón informa a su hijo que esa misma noche celebrarían una cena, con el prefecto. La casa del prefecto en la plaza principal tenia un baño como era debido, Catón se ausenta para asearse al salir su hijo y Estatilo lo contemplaron asombrados, se había cortado su cabellera, se había afeitado la barba y llevaba la túnica senatorial (un ropaje de lujo blanco con orlas purpuras del latus clavus, que solo se usaba en el cenado en Roma y para grandes ocasiones) «- ¡Estoy muerto de hambre! – dijo, ocupando el lectus medio -. ¡Prognantes, la comida!« Describe Colleen que era contagioso el alegre estado de ánimo de Catón durante la cena, alabó el vino servido y tomo repetidamente. Luego de la Cena hablaron temas diversos, de filosofía recordando a grandes como zenón, Sócrates, Fedón. Se oyó a lo lejos un trueno. Estatilo se apresuro a observar por la ventana del recinto al sur en dirección de las montañas y Catón comento: » -Se acerca una terrible tormenta – anunció. Bajando la voz repitió – una terrible tormenta» En realidad se debatía sobre lo que un hombre libre era, filosóficamente su escuela estoica lo levaba a la convicción de que era uno libre de vicios, de sentimientos mundanos. En algún momento con ademán violento arrojó la jarra de vino por la ventana sur y dijo: «- ¡No, no no! – bramó -. Un hombre libre que consiente cualquier clase de esclavitud es un mal hombre, y no hay más que hablar. No me importa que clase de esclavitud acepte, sean los placeres lascivos, la comida, el vino, la puntualidad, el dinero…, el hombre que se esclaviza es un mal hombre. perverso. Malévolo. Su alma abandonará ese cuerpo tan sucia, tan cubierta de inmundicia, que se hundirá en el Tártaro, y allí se quedará para siempre. Solo el alma del hombre bueno ascenderá al éter, a los reinos de dios. Y el hombre bueno nunca sucumbe a ninguna clase de esclavitud, a ninguna clase. a ninguna clase» , resume de esta manera toda su creencia netamente ESTOICA, nacida del estudio de los grandes filósofos griegos y reniega del momento transitorio de debilidad humana surgido de las circunstancias por las que atraviesa, gran hombre este Catón tanto en carácter como en erudición. Mientras este oraba lo anterior Estatilo se acerca a su hijo y le indica que vaya a su habitación y esconda el Gladius de su padre (espada corta romana), pues teme que la resolución de aquel gran hombre era matarse. Ordeno al mayordomo a esconder el Gladius de su padre y el propio, se despidieron con esta corta conversación:
«- Por favor padre, no lo hagas – ¿Qué? – preguntó Catón, abriendo los ojos de par en par, sorprendido-. ¿Retirarme a leer mi Fedón? -No tiene importancia – gimió el joven Catón-. No tiene importancia» De esta manera se retiró Catón a sus aposentos a revolcarse en las páginas de la filosofía, a buscar las respuestas a tales momentos, preguntándose que pasa con el alma al separarse del cuerpo se convence de lo que Sócrates suponía: El alma es inmortal, no se disuelve cuando el cuerpo muere. Luego se percato de la desaparición de su espada armo un alboroto reunió a todos los criados en la sala, golpeó a Prognantes en la mandíbula cuando este se negó a buscar la espada , Pronto aparecieron su hijo y anfitrión tratando de calmarlo en vano.