La vieja de Bolívar

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por: Jorge Escalona Flores

Según las crónicas de tradiciones del insigne escritor peruano Don Ricardo Palma, de quien tomamos esta historia, con este apodo se conoció a una anciana de casi 92 años que habitaba en la villa de Huaylas en el Perú (julio de 1.898), de buenas condiciones físicas y mentales, que cuando se le preguntaba: “¿Cómo está la vieja de Bolívar?”, altiva y con una dulce picardía respondía: “Como cuando era la moza”. Y no mentía la dulce vieja, ya que en su mocedad, fue una de los tantos amoríos del gran Libertador Simón Bolívar, su nombre: Manolita de Modroño, recapitulemos su historia.

En Mayo de 1.824, el ejército libertador al mando del general Simón Bolívar hace su entrada triunfal a Huaylas, el cabildo para honrar tan memorable acontecimiento les ofreció un solemne recibimiento, en medio del regocijo y los vítores de sus habitantes, son conducidos ante una especial y bellamente decorada tarima para tributarle los honores correspondientes. En un intermedio de la aclamación, se ordenó un silencio general y se le ofreció a Bolívar una corona de hermosas flores, que le entregó la muchacha más bella y distinguida del pueblo, por supuesto Manolita fue la designada; en este punto, Palma relata: “A Don Simón Bolívar, que era golosillo por la fruta vedada del paraíso, hubo de parecerle Manolita “Boccato di Cardinale” y la fantástica niña antojósele también pensar que era el Libertador, el hombre ideal para ella, tantas veces soñado. Dicho queda con esto, que no pasaron ni cuarenta y ocho horas sin que los enamorados ofrendasen sus cuerpos a la diosa Venus, si el fósforo da candela, que no dará la fosforera”.

Desde ese día y durante casi seis meses, hasta fines de Noviembre de 1.824, Simón y Manolita vivieron un ardiente romance, amándose con desenfrenada pasión, ella lo acompañaba en sus excursiones por la comarca, a las diferentes recepciones oficiales y privadas, se exhibían sin pudor por las calles, lo siguió hasta el campo glorioso donde se realizó la batalla de Junín. Cuando parte Bolívar, lo despide entusiasta pero compungida, lo ve alejarse y comprende que nunca más lo volverá a tener; desde entonces, Manolita le guardará tal culto y fidelidad, que jamás correspondió a las muchas pretensiones de galanes, que de continuo, se disputaron tan hermosa dama, nunca se comprometió, no tuvo marido, moriría solterona.

(¡Fidelidad y amor eterno!)

Tres años y seís días

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«… Historias de amor se conocen muchas pero está es sin dudas una de las más originales y macabras …», y así comienza Porfirio Torres la introducción a una historia de esas que a pesar de formar parte del haber literario e histórico nacional permanece tras un velo de olvido colectivo, potenciado por una orientación académica conductista que nos va soltando la historia con aburridas cápsulas cronológicas e irrefutables anecdotarios sagrados, es por ello que en este blog nos interesamos por esos matices poco descritos de las memorias de una tierra dolida que hoy carga con el peso de un ayer desconocido y peor aún una identidad negada.

Seis años y tres días, son mil ciento y una noches, el famoso recopilatorio de cuentos Arábico – Asiático, Cuenta como idea central un Califa que al verse engañado por su esposa se deja llevar por la ira y asesina a está de forma cruel, decapitándola, este episodio lo convierte en un ser oscuro que toma como costumbre desposar cada día una doncella a la cual en su noche de bodas tomaba con salvaje pasión hasta dejarlas en un estado bastante grave y antes del amanecer decapitarla. Es así como sherezada una de las doncellas al llegarle el turno planifica contar una historia al califa con tal habilidad narrativa que la misma se extendió hasta el amanecer, el interés del sultán fue tanto que ni siquiera la tomo esa noche y la habilidad de la doncella tal que concatenaba o unía una historia con otra y así durante mil y una noches que le salvaron la vida ya que en ese lapso prodiga al Sultán con una serie de hijos y se convierte en su nueva esposa.

En Venezuela también tenemos nuestro símil de las Mil y una noches, de la mano de un imitador del Sultán pero con una inspiración macabra y cruel, más que literaria y elevada, es un cuento enmarcado en la Guerra Federal. Venezuela luego de las batallas en la lucha por la independencia quedo lejos de ser un lugar tranquilo y en paz por el contrario los intereses internos y la marcada diferencia entre clases, divide el esquema político imperante entre conservadores y federalistas, los primeros halaban la cuerda por mantener los intereses lejos de la utopía bolivariana de integración y el dominio de una clase mantuana que se hacia cada vez más poderosa, latifundista y esclavista y los otros que sin panorama claro se hacen llamar Liberales, los primeros traen de regreso a Paéz y le restauran sus poderes, los segundos en desacuerdo desatan una rebelión. Mientras tanto el resto del país se sume en el desorden y el olvido, el interior del País es una suerte de bandoleros haciendo de las suyas, esclavos sublevados y agrupados en montoneras dirigidas por caudillos llenos de resentimiento social y marcadas diferencias sociales, económicas y formativas en comparación de los pares intelectuales y mantuanos de la capital.

Es en este escenario de polarización social donde aparecen consignas signadas por el odio tales como: «Mueran los blancos y los que sepan leer y escribir», surgen montoneras crueles como el de las trece fieras y se dan episodios espeluznantes que retratan la disparidad de una sociedad sometida a la dominación por la vía de la sangre, el fuego y la transculturización; signos todos ellos pertinentes a la nuestra realidad Americana.

El Adivino.

El Adivino

Tiburcio era un esclavo con una obsesión que le motivaba, quería ser cura, siempre que podía se colaba en la iglesia del pueblo y se vestía con los hábitos sin el consentimiento de las autoridades eclesiásticas para luego dictar el sermón ante la perplejidad de los fieles que por allí rondaban. Cuentan que una vez sorprendido por Antonio Sucre presbítero de la iglesia de San Pablo

en su  tarea usurpadora es reprendido fuertemente por este quien lo saca a trompicones del sagrado recinto, el noble sr Uztáriz interviene por su esclavo y explica que aunque medio tarado es buen trabajador y noble de corazón, acción está última que le vale el perdón del estricto sacerdote.

Pasaría el tiempo y el rencor se acumularía dentro de Tiburcio, hasta que y durante la guerra Federal llega a Cojedes la montonera de Martín Espinoza y Tiburcio ve la oportunidad de formar parte de una rebelión desmedida y sin escrúpulos el escenario ideal para explotar sus habilidades mágicas y espirituales, estás adquiridas a partir de sus raíces aborígenes convence a Espinoza de sus dotes premonitorias y pasa a formar parte de las trece fieras como lugarteniente de Espinoza y consejero personal, con lo que recibe el apodo de «El Adivino».

Las Atrocidades.

Las trece fieras (Onza, Tigre, León, Pantera, Caimán, Perro, Mapanare, Gavilán, Toro, Lobo, Caribe, El Adivino), tales eran los motes de los edecanes de Espinoza un bandolero del llano que divide su tiempo entre el abigeato (robo de ganado) y la guerra, y cuya suerte comparten más de mil llaneros, adictos a su persona.

Eran una especie de campaña del horror, mientras en Caracas se debatían Conservadores y Liberales en el interior del país una suerte de desorden sin ley propiciaba que estos grupos hicieran de las suyas, así Espinoza sus trece fieras y más de mil hombres viajaban de pueblo en pueblo y al llegar este cortaba los dedos de los hombres para robar sus anillos, El adivino Tiburcio se encargaba de desollar y destripar a otros tantos ante la mirada horrorizada de sus mujeres y niños, al atardecer Espinoza escogia entre las doncellas del pueblo a una con la cual se desposaba bajo los servicios «eclesiásticos» de Tiburcio, esa noche la violaba sin compasión para luego entregar sus despojos a los trece quienes terminaban el trabajo con sádico desempeño.

Llegaban las noticias hasta Coro y a los oídos de Antonio Guzmán Blanco alto General de Crisóstomo Falcón Líder de la rebelión federalista, estos últimos a pesar de no estar de acuerdo con las prácticas macabras de estos personajes entendían que estratégicamente necesitaban de espinoza y sus huestes para con su brutalidad asegurar la victoria en las batallas por librar, pero la paciencia no es eterna.

Tarde Pero llega.

Tal es el refrán popular que se refiere a la justicia y como su largo brazo a todos alcanza. A oídos de Guzmán Blanco llegaron los chismes según los cuales El Adivino aconsejaba a su jefe Martín de asesinar a Zamora y a al mismísimo Falcón cuanto antes porque de lo contrario estos terminarían por matarle a él, tales eran los consejos del oscuro oráculo.

El Ilustre Americano

«Espinoza y su gente son un problema grave para nuestra causa, sus crímenes y desafueros tienen muy molestos a nuestros hombres y le están hechando más leña a la candela», comentaba Falcón «El adivino según me han contado, mata a sus víctimas con sus propias manos entre atroces tormentos: los amarra de un palo y los va descuartizando lentamente; en Ospino, de un machetazo en la barriga le saco el tripero a un hombre de bien y lo dejo morir frente a su familia», Ezequiel sin embargo insistía en la necesidad de Espinoza y sus hombres para la causa federalista. «Pero andar con Espinoza y el adivino — agregó Guzmán — es como andar montado en un tigre. A la menor oportunidad se sacuden y nos comen vivos.».

Tal era el ambiente en las mesas de los generales

Crisóstomo Falcón

federalistas. Luego de la batalla de Santa Inés los federalistas logran la huida de Manuel Vicente De Las Casas, un triunfo celebrado por lo alto con gran jolgorio y zaraos, Espinoza y El Adivino se vuelven más pretenciosos y comienzan a vociferar y adjudicarse el triunfo, Falcón decide darle la orden a Guzmán de encargarse de este par. Para lograr tal empresa Guzmán convence entre tragos y juerga a Espinoza que mande adelante a los trece hasta Coro y que el se quede celebrando con el Generalato, Espinoza accede con la condición que El Adivino se quede con él, a la mañana siguiente los trece parten con un batallón fiel a Crisostómo rumbo al Norte. Esa misma mañana Espinoza y El Adivino serían fusilado y la misma suerte correrían las otros doce fieras. «Te lo dije, Martín, y no me hiciste caso. Prepárate a verle la cara al gran jefe, dueño y señor del Universo, que aunque es blanco, no deja de tener mañas. ¡Vaya contigo mi absolución».

FIN

Notas y enlaces importantes:

MARCHA DEL TIEMPO ATRÁS

(Parte 1)

autor: Jorge Escalona Flores

Aquella fresca mañana de solaz dominical, los viejos tertulieros y amigos de infancia Melquiades, Fortunato y Perucho arrastrando el peso de sus edades y más añorantes que ayer, se reencontraron en la barquisimetana plaza San José, como usualmente hacían desde hace meses, para desandar la marcha del tiempo atrás, en donde todos a una “echaban cuentos” de sus correrías y cuitas romanceras

Luego de los consabidos saludos y con sus labias más que floridas, iniciaron un contrapunteo largo y tendido, en un ritornelo del “Nunca Jamás”, que les permitía sentirse mutuamente escuchados más que oídos, entusiastas más que retraídos, atendidos más que ignorados, importantes más que indiferentes, en fin presentes más que ausentes, aunque tan sólo fuera en estos gratos y sobranceros momentos, que la pendiente de sus vidas todavía les brindaba. Con un dejo melancólico y conceptuosos en sus ideas, dando rienda suelta a lo más hondo de su ser, exclamaron más para ellos: 

Así se cruzaba entonces.

“…Qué maravillosos años vivimos en nuestra mocedad, ah mundo caray tiempos que no volverán, antes todo era tan espléndido”, quizás con un llanto en sus compungidos corazones, llenos más de melancolía que de recuerdos.

Don Fortunato, a quien apodaban “El Poeta” por sus eruditos comentarios y de gallarda apostura masculina, esta vez asumió la vanguardia para relatar pasajes de otrora: “Durante aquellas maravillosas décadas 60´s-70´s, una de las diversiones más preciadas que teníamos los guaros, era la de bañarnos en las turbias aguas (aun no tan contaminadas) del caudaloso río Turbio, toda una encantadora aventura de sano esparcimiento; los fines de semana sus riberas se atiborraban de numerosos visitantes, que allí se reunían para refrescarse en sus cauces, montar sus ollas para el sancocho o encender leña para parrilladas, con absoluta tranquilidad y plena seguridad, sin el temor de ser atracados, ¡Todo un espectáculo inolvidable, Ah mundo Barquisimeto!”

Y antes del puente.

Calmo y cavilante Don Melquiades, apodado “Tragalibros” por su arraigado hábito por la lectura (tenía en su morada una extensa biblioteca), vibrante como un poseso, tomó la palabra con su voz atiplada: “Nosotros los mozos que habitábamos en el barrio El Campamento (Terminal de avenida Vargas con carrera 16), cuando íbamos pal’ río, para no caminar toda la avenida Uruguay hasta el puente Macuto, cruzábamos la plaza Andrés Eloy Blanco y descendíamos la empinada cuesta del ¨Tempero¨ por trochas casi intransitables, en medio de una tupida y alta vegetación.

A orillas del río compartir, conversar.

Al llegar hasta las orillas de este lado del río, el extenso Valle del Turbio o de Las Damas se enseñoreaba en toda su majestuosidad, en el frente se observaba el cerro imponente de Macuto, vasto paisaje de belleza singular y extenso pulmón vegetal de Barquisimeto, pura naturaleza de frondoso verdor, adonde aún no llegaba la mano destructora del hombre, las casas y vías no existían, no se había talado, en contraste con la triste realidad actual, mutilado en nombre del progreso y las apetencias de muchos indolentes”.

Orgullo Larense.

Perucho, el más senil del corrillo, pero con un extenso vigor juvenil que muchos recelaban, intervino: “Recuerdan ustedes apreciados camaradas, que otra de las recreaciones sanas en aquel Barquisimeto era ir a bañarnos en las cristalinas aguas de la piscina Macuto, pionera en su estilo, que funcionaba en las riberas del río Turbio, cruzando el puente, construida en medio del bosque Macuto, bajo el cobijo y la sombra de grandes palmeras y árboles frondosos, un “Oasis” de indescriptible hermosura.

Refrescar los días en cristalinas aguas.

Era una gran pileta construida en forma de guitarra, tenía dos trampolines, mesas y sillas a su alrededor, parque infantil y una fuente de soda, pagabas “un real” (Bs. 0,50) para bañarte y si no tenías traje de baño allí lo alquilabas, sus instalaciones eran frecuentadas por numerosos niños y adultos para el sano disfrute (“Total seguridad y resguardo”), presentaban espectáculos bailables con talento en vivo y vendían apetitosos manjares culinarios, creo que funcionó hasta mediados de los años 80´s, todavía en este sitio se observan los escombros de esta fantástica estructura, tragados por la maleza, la dejadez y el olvido”.

Los pavos de entonces con trajes alquilados.

Juntos recordaron que cuando tenías “algo de plata” y querías ir a la playa, abordabas un taxi ruta 3 en la esquina de la carrera 17 con calle 22, por “un real” (Bs. 0,50) te llevaban hasta la estación ferroviaria del puente de San Jacinto, pagabas el boleto de dos bolívares y abordabas la locomotora hasta El Palito, travesía de casi dos horas, en un constante bamboleo y el ruido estridente del tren en marcha, pero alegres porque íbamos “pa ´la playa brother”. El retorno en la tarde noche era peor, agotados, el cuerpo tostado por la resolana y el salitre pegado, donde toda incomodidad tiene asiento, pero al final regocijados por la aventura transitada.

A la sombra de imponetes coniferas la piscina era alegría.

En el olvido hoy reposa.

La naturaleza se perpetua tratando de hacer suya aquellas instalaciones.

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24 de Julio de 1783 y 1823 dos fechas Patrias!!

La Historia Blogueada

Dos fechas de Celebración en nuestra nación la República Bolivariana De Venezuela, hoy más que nunca el calificativo de Bolivariano como hijos de Bolívar viene a colación y nos recuerda la grandeza de nuestros ilustres antepasados. En 1783, esta tierra bendecida ve el nacimiento del más grande de América: Simón José Antonio De La Santísima Trinidad Bolívar Palacios. Y en 1823, se libro la batalla naval del Lago De Maracaibo. Entonces es grato para este blog hacer mención a un día tan especial para el pecho orgulloso de los nacidos en esta patria bella de Bolívar y por que no de aquellos que no nacidos en este suelo pregonan la integración de los pueblos y creen en la utopía del padre de la patria. Entonces a manera de homenaje recordemos un  poco de ese par de días.

Se llamaba Santiago y lo bautizaron Simón

24 de Julio de 1783

Hijo…

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La Muerte de Catón (el estoico)

La Historia Blogueada

Fundado por Zenón de Citio, el estoicismo es una corriente filosófica fundada en el año 301 A.C. En cierta forma los estoicos pregonaban que se puede alcanzar la paz solo ante el desprendimiento de las glorias mundanas y el materialismo, y solo guiando su vida por valores como el honor y la virtud. La doctrina estoica que consideraba esencial cada persona como miembro de una familia universal ayudó a romper barreras regionales, sociales y raciales, y preparar el camino para la propagación de una religión universal. no hay un Dios fuera de la naturaleza o del mundo; es el mismo mundo en su totalidad el que es divino, lo que justifica que la creencia en los dioses, pese a su heterogeneidad, sea universal.

Estos entre muchos otros principios emanados del pensamiento estoico fundamentan esta corriente del pensamiento, además dice del estoico es alguien de carácter fuerte, difícil de conmover, lo que llamaríamos…

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Aquella Odalisca (Tercera parte)

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Genaro Ambrosini, el autor de los e-mails delatores que permitieron descubrir este asombroso caso, relató que fue consultado por un coleccionista estadounidense acerca de un Matisse original que le estaban vendiendo de una colección venezolana, que para su sorpresa constató que el cuadro era el perteneciente a la colección del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas; razones que lo indujeron a dudar y emitir aquellos correos a varias personalidades de Venezuela (“Gracias a Dios que los envió, si no a lo mejor nadie se entera”). En uno de sus mensajes, manifestaba su incertidumbre e indignación de que el Museo estuviese vendiendo el Matisse, la Directiva del Museo no tenía idea de lo que decía, hasta que descubrieron que la obra que tenían era una copia. (¡Y cata pum, se desmayaron varios!)

Consta en algunas informaciones publicadas de este suceso, que para finales de Diciembre de 2.002, el FBI logró averiguar que el original de este cuadro estaba en Miami, en un depósito de obras de arte llamado Fortress Art Storage, pero cuando estuvieron allí no lo encontraron; sin embargo, sí constataron que ciertamente en ese almacén lo guardó una firma comercial propiedad de venezolanos, logrando establecer la participación activa de una mujer (cuya identidad no revelaron) que lo había retirado a principios de ese mes y que huyó el 18-12-2.002 para Europa, junto con su esposo. (¿Y, hasta aquí investigaron?)

Otra de las versiones divulgadas, narraron que una misteriosa mujer Silvia Ferreira de Mannelo ò Silvia de Acevedo, de origen brasileño, recibió el original del cuadro robado de un tal Efrén ò Efraín Castillo, supuesto Coronel de la Guardia Nacional Venezolana, quien se lo entregó para que lo vendiera. Otros opinaron, que la obra original la tenía en Miami Pedro Torres Ciliberto, prófugo banquero venezolano, quien la había adquirido en el mercado negro del arte. (¿Tampoco se averiguaron estos hechos?)


En Noviembre de 2.009 sale publicado el libro “El rapto de la Odalisca”, que sobre este caso escribiera la periodista Marianela Balbi, en donde se describe que la obra original de Matisse desapareció en fecha no determinada, del interior del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, entre Diciembre de 1.999 a Septiembre del 2.000, cuando Sofía Imber ejercía la Dirección del Museo, que el lienzo auténtico lo tenían en USA, donde una marchante intentó venderlo, luego lo trasladaron a París para que la experta Wanda de Guebriant certificara su originalidad y, finalmente, que se perdió su pista en México en el año 2.000.

No dejes de leer:

Aquella Odalisca (Primera Parte)

Aquella Odalisca (Segunda Parte)

Aquella Odalisca (Cuarta Parte)

Aquella Odalisca (Quinta Parte)

Autor: Jorge Luis Escalona Flores

Fundación de Upata (7 de Julio de 1762)

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Upata

yocaimaCapital del Municipio Piar en el Estado Bolivar con una superficie aproximada de 15.899Km cuadrados, bordeada por los afluentes del Orinoco y el Cuyuní se enclava está población Venezolana.

 

Según algunos historiadores su nombre significa «Mi tierra», haciendo alución al lugar de donde vengo, aunque existen comentarios de que el nombre se deriva de la hija del Cacique Yocaima quien gobernaba estás tierras y cuyo nombre era Up-Apta.

upataSu primer intento de fundación fue en el año 1739 bajo el nombre de «Nuestra señora de la candelaria», pero no fue hasta el 7 de Julio de 1762 cuando Fray Antonio de Cervera fundo la ciudad bajo el nombre de «Villa del Yocoima de San Antonio de Pauda».

banderayescudo

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Upata

Aquella Odalisca (Segunda parte)

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Sofia Imber

Se conoció que el 21 de Diciembre de 2.001, un año antes de que estallara este inédito escándalo en el País (con aquellos correos electrónicos), Wanda de Guebriant, por 28 años la curadora oficial de los herederos de Matisse, fue consultada por dos galeristas no identificados, quienes le presentaron en la parisina aduana de André Chenue la obra “La Odalisca con pantalón rojo” para que certificara su autenticidad, que le mostraron un documento fechado en Noviembre de 2.000, firmado por Edmundo Dìquez y Águeda Hernández (Directivos del Museo), mediante el cual se autorizaba a Sofía Imber a vender la obra; Wanda constató que efectivamente era el óleo original (toscamente engrapado en otro bastidor), razón que la indujo a negar su autenticación y advertirles que según sus archivos el propietario legal era el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas en Venezuela, además procedió a recomendar se desconociera cualquier oferta.

Wanda, certificando la obra

  Respecto al hecho de que espero mucho tiempo, para contactar a las autoridades venezolanas del Museo y advertirles sobre estos hechos, en declaraciones que aportara al diario El Mundo el 26 de Diciembre de 2.002, alegó que no lo hizo porque consideró que su denuncia, podría haber tenido efectos negativos en aquel entonces (¿?), dados los conflictos políticos que ocurrían en Venezuela, pero que el 24 de Enero de 2.002 habló con Sofía Imber, relatándole en detalle lo ocurrido con esta obra y que no autorizó su entrada a Francia.

Resulta evidente e incriminatorio el cínico silencio (¿Cómplice?) que sobre este triste suceso mantuvo y sostiene Sofía Imber, a juzgar por el cúmulo de indicios existentes, pero en específico por las declaraciones de la experta francés de arte Wanda de Guebriant, quien afirmó que había plenamente enterado a Imber en Enero de 2.002 sobre la gravedad de lo que había presenciado, cuando se intentaba vender aquella obra en Francia, con el agravante de que se estaba utilizando su nombre (el de Imber) en esa venta fraudulenta.

Sin duda alguna, el mutismo de Sofía Imber sobre este robo, es aparte de dramático sumamente sospechoso, ya que ella había ejercido la Dirección del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas durante más de 20 años (hasta febrero de 2.001), durante su gestión se adquirió la obra y muy probablemente cuando la sustrajeron. En contra de la inescrupulosa Imber y su gestión al frente del Museo, se han formulado varios y muy serios cuestionamientos. Si bien es cierto que ella cuando recibió la información de Wanda de Guebriant (En Enero de 2.002) ya no ejercía ninguna función en el MACC (fue retirada en Febrero de 2.001), también es evidente que se impuso de un hecho delictivo y punible sobre la venta del original del Matisse, en el que se estaba utilizando su nombre, lo que permite preguntarse: ¿Por qué no comunicó este hecho a las autoridades del Museo? ¿Por qué no advirtió que la obra que estaba en el Museo era una copia?, ¿Por qué calló sobre lo que sabía? ¿La señora Imber nunca fue llamada a declarar ante los órganos competentes sobre este caso? (¿Por qué tan grave omisión?). Luego de la salida de Imber del Museo, se practicaron varias auditorias sobre su desempeño, incluyendo las realizadas por la Contraloría General de la República, en las que se determinó la existencia de actos de corrupción en sus manejos administrativos. (¿Inculparon a alguien?)

Continuara …….

Autor: Jorge Luis Escalona Flores

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Autor: Jorge Luis Escalona Flores

El Moro cobarde

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Ciertas acciones de la vida de algunos hombres, dejan para la posteridad, recuerdos imperecederos por el legado de sus vivencias emocionales, desapercibidas quizás las más de las veces, de allí el interés en rememorarlas.

Según una vieja leyenda tenida por cierta, para 1.492 la provincia de Granada era el último bastión español en poder los Moros, su Monarca era Boabdil o Abu-Abdillat, quien pese a contar con un poderoso ejército, al sentirse sitiado por las tropas Cristianas, decidió en forma cobarde rendirse sin luchar, entregando las llaves de la ciudad. Salió huyendo por el camino de Las Alpujarras, en una de cuyas colinas refrenó su caballo, volviéndose a contemplar desconsoladamente Granada, desmonta y derramando un llanto incontenible se arrodilla ante los pies de su madre Aixa, implacable Sultana curtida en varias batallas y en los desiertos beduinos, quien le recrimina: “Razón es que llores como mujer, pues no supiste defender tu Reino como un hombre”. (“Los cobardes mueren muchas veces antes de morir”. Mahatma Gandhi)

Autor: Jorge Luis Escalona Flores

Aquella Odalisca (Primera parte)

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Henri-Matisse-Odalisca-con-Pantalon-Rojo-1950-MAC-22-600x400Más de once años han transcurridos, cuando a fines del año 2.002 se descubrió uno de los más asombrosos y exitosos robos de obras de arte en el mundo, cometido contra el Patrimonio Cultural de Venezuela, al constatarse que una de las más preciadas joyas del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas “La Odalisca con pantalón rojo”, creada en 1.925 por el reputado artista francés Henri Matisse, fue sustraída por hábiles ladrones, quienes colocaron una burda copia en su bastidor original. Lo dramático y doloroso, entre muchos fragmentos de esta historia, es que hasta la fecha aún no se han identificado a los culpables, constituyéndose en otro de aquellos casos no resueltos por la justicia venezolana (¿Cuántos existirán?), los folios del expediente envejecidos y enmohecidos reposan en algún recodo de marchitos archivos, sonriendo quizás complicidades engreídas, en una larga espera del nunca jamás, clamando a gritos estentóreos una Justicia y un desenlace feliz que no llega, alguien escribiría: “Cayó en el más denso de los olvidos, en el más oscuro de los silencios, en la más cínica indiferencia”.

Este valioso óleo original fue adquirido el 17 de Marzo de 1.981 por el MACC (durante la administración “non tan santa” de Sofía Imber) en 480.000 dólares, a la galería Marlborough de New York; para algunos entendidos hoy se cotiza en más de tres millones de dólares (¡Una pelusa ná más!). Se cree, que la última vez que el público apreció el original de esta hermosa obra, fue en la capital española de Madrid, entre los meses de Septiembre y Diciembre de 1.996, cuando se exhibió en “Joyas de Colección” en el salón de las Alhajas, como parte de una exposición realizada por nuestro Museo.

Casi finalizando el año 2.002, el Pueblo Venezolano sufría las consecuencias de aquel aciago paro cívico y petrolero, que se produjo en Venezuela, la convulsión política era efervescente luego del fallido golpe de estado intentado por la clase apátrida de la oposición al Gobierno Bolivariano de Hugo Chávez Frías; en medio de ese fragor intenso resonaron las alarmas en el medio cultural, estalla un escandalazo de ribetes desproporcionados, cuando sale a relucir que el cuadro original “La Odalisca con pantalón rojo” fue robado, noticia que se conoce, gracias a que desde Miami el galerista venezolano Genaro Ambrosini, envía varios correos electrónicos alertando, que por allá algunas personas lo estaban ofertando en venta, la prensa lo reseña en amplia cobertura periodística, a pesar de los torbellinos que entonces asolaban.

Se presentó el aquelarre, los corri corri se aceleran, los temores fluyeron, las pasiones se exacerban, la entonces Directora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Rita Salvestrini, practica en su sede una exhaustiva y urgente investigación, con un grupo de expertos del arte, constatando tristemente la veracidad del robo de tan valiosa obra pictórica, el 1 de Diciembre de 2.002 lo anunció oficialmente, cuando un tanto apesadumbrada declara, que el cuadro que reposaba en la bóveda del Museo era una falsificación, después sugirió la hipótesis que el robo haya ocurrido en Madrid, tres días luego formuló la denuncia (por robo y sustitución) ante autoridades nacionales e internacionales. El día 26 de Enero de 2.003, la Fiscalía del Ministerio Público Venezolano asumió el caso asignándoselo a la Fiscal 28 Rosa Mòmeli (luego pasaría a manos de la Fiscal 37 Gledys Carpio) y comisionó al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas y a la Policía Internacional (INTERPOL) a objeto de que practicaran las investigaciones pertinentes, proceso éste como se leerá más adelante, del que se desconocen sus resultados; igualmente, la Contraloría General de la República aperturò una averiguación, para determinar administrativamente las responsabilidades a que hubiera lugar, pero del que tampoco se conocen sus conclusiones. (Cuando no, ¡Qué barbaridad!).

Luego de la barahúnda desatada, se ha entretejido en su rededor una gigantesca madeja de hipótesis y versiones sobre el aún impune robo cometido contra el Erario de la Nación Venezolana. Resulta complicado compilar u obtener información precisa sobre tales investigaciones, cercadas de diversos “cabos sueltos”; sin embargo, surgieron diversas versiones de algunos sucesos que permiten formular varias posturas.

Además de que la fecha de la desaparición de esta apreciada obra es incierta, desde que se supo de su ocurrencia, tres versiones resaltan del mismo: Que el Museo adquirió una copia en 1.981 en lugar de la original, la segunda que se robaron el cuadro original entre septiembre y diciembre de 1.996 cuando fue exhibido en España y la última que fue sustraído entre los años 1.997 y 1999 de la mismísima sede del Museo; todas ellas no confirmadas ò desmentidas.

Autor: Jorge Luis Escalona Flores

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