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La Historia Blogueada

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La Historia Blogueada

Publicaciones de la categoría: Historia De Venezuela

Aquí se recopilaran las anécdotas y Cuentos del patrimonio cultural Local

Tres años y seís días

21 Jueves Jun 2018

Posted by jorgemustaine in Historia De Venezuela

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Etiquetas

Antonio Guzmán Blanco, Antonio José De Sucre, Crisóstomo Falcón, Guerra Federal, Martín Espinoza, Mil y una noches, montoneras, sherezada, Tiburcio, Tiburcio Pérez

“… Historias de amor se conocen muchas pero está es sin dudas una de las más originales y macabras …”, y así comienza Porfirio Torres la introducción a una historia de esas que a pesar de formar parte del haber literario e histórico nacional permanece tras un velo de olvido colectivo, potenciado por una orientación académica conductista que nos va soltando la historia con aburridas cápsulas cronológicas e irrefutables anecdotarios sagrados, es por ello que en este blog nos interesamos por esos matices poco descritos de las memorias de una tierra dolida que hoy carga con el peso de un ayer desconocido y peor aún una identidad negada.

Seis años y tres días, son mil y una noches, el famoso recopilatorio de cuentos Arábico – Asiático, Cuenta como idea central un Califa que al verse engañado por su esposa se deja llevar por la ira y asesina a está de forma cruel, decapitándola, este episodio lo convierte en un ser oscuro que toma como costumbre desposar cada día una doncella a la cual en su noche de bodas tomaba con salvaje pasión hasta dejarlas en un estado bastante grave y antes del amanecer decapitarla. Es así como sherezada una de las doncellas al llegarle el turno planifica contar una historia al califa con tal habilidad narrativa que la misma se extendió hasta el amanecer, el interés del sultán fue tanto que ni siquiera la tomo esa noche y la habilidad de la doncella tal que concatenaba o unía una historia con otra y así durante mil y una noches que le salvaron la vida ya que en ese lapso prodiga al Sultán con una serie de hijos y se convierte en su nueva esposa.

En Venezuela también tenemos nuestro símil de las Mil y una noches, de la mano de un imitador del Sultán pero con una inspiración macabra y cruel, más que literaria y elevada, es un cuento enmarcado en la Guerra Federal. Venezuela luego de las batallas en la lucha por la independencia quedo lejos de ser un lugar tranquilo y en paz por el contrario los intereses internos y la marcada diferencia entre clases, divide el esquema político imperante entre conservadores y federalistas, los primeros halaban la cuerda por mantener los intereses lejos de la utopía bolivariana de integración y el dominio de una clase mantuana que se hacia cada vez más poderosa, latifundista y esclavista y los otros que sin panorama claro se hacen llamar Liberales, los primeros traen de regreso a Paéz y le restauran sus poderes, los segundos en desacuerdo desatan una rebelión. Mientras tanto el resto del país se sume en el desorden y el olvido, el interior del País es una suerte de bandoleros haciendo de las suyas, esclavos sublevados y agrupados en montoneras dirigidas por caudillos llenos de resentimiento social y marcadas diferencias sociales, económicas y formativas en comparación de los pares intelectuales y mantuanos de la capital.

Es en este escenario de polarización social donde aparecen consignas signadas por el odio tales como: “Mueran los blancos y los que sepan leer y escribir”, surgen montoneras crueles como el de las trece fieras y se dan episodios espeluznantes que retratan la disparidad de una sociedad sometida a la dominación por la vía de la sangre, el fuego y la transculturización; signos todos ellos pertinentes a la nuestra realidad Americana.

El Adivino.

El Adivino

Tiburcio era un esclavo con una obsesión que le motivaba, quería ser cura, siempre que podía se colaba en la iglesia del pueblo y se vestía con los hábitos sin el consentimiento de las autoridades eclesiásticas para luego dictar el sermón ante la perplejidad de los fieles que por allí rondaban. Cuentan que una vez sorprendido por Antonio Sucre presbítero de la iglesia de San Pablo

en su  tarea usurpadora es reprendido fuertemente por este quien lo saca a trompicones del sagrado recinto, el noble sr Uztáriz interviene por su esclavo y explica que aunque medio tarado es buen trabajador y noble de corazón, acción está última que le vale el perdón del estricto sacerdote.

Pasaría el tiempo y el rencor se acumularía dentro de Tiburcio, hasta que y durante la guerra Federal llega a Cojedes la montonera de Martín Espinoza y Tiburcio ve la oportunidad de formar parte de una rebelión desmedida y sin escrúpulos el escenario ideal para explotar sus habilidades mágicas y espirituales, estás adquiridas a partir de sus raíces aborígenes convence a Espinoza de sus dotes premonitorias y pasa a formar parte de las trece fieras como lugarteniente de Espinoza y consejero personal, con lo que recibe el apodo de “El Adivino”.

Las Atrocidades.

Las trece fieras (Onza, Tigre, León, Pantera, Caimán, Perro, Mapanare, Gavilán, Toro, Lobo, Caribe, El Adivino), tales eran los motes de los edecanes de Espinoza un bandolero del llano que divide su tiempo entre el abigeato (robo de ganado) y la guerra, y cuya suerte comparten más de mil llaneros, adictos a su persona.

Eran una especie de campaña del horror, mientras en Caracas se debatían Conservadores y Liberales en el interior del país una suerte de desorden sin ley propiciaba que estos grupos hicieran de las suyas, así Espinoza sus trece fieras y más de mil hombres viajaban de pueblo en pueblo y al llegar este cortaba los dedos de los hombres para robar sus anillos, El adivino Tiburcio se encargaba de desollar y destripar a otros tantos ante la mirada horrorizada de sus mujeres y niños, al atardecer Espinoza escogia entre las doncellas del pueblo a una con la cual se desposaba bajo los servicios “eclesiásticos” de Tiburcio, esa noche la violaba sin compasión para luego entregar sus despojos a los trece quienes terminaban el trabajo con sádico desempeño.

Llegaban las noticias hasta Coro y a los oídos de Antonio Guzmán Blanco alto General de Crisóstomo Falcón Líder de la rebelión federalista, estos últimos a pesar de no estar de acuerdo con las prácticas macabras de estos personajes entendían que estratégicamente necesitaban de espinoza y sus huestes para con su brutalidad asegurar la victoria en las batallas por librar, pero la paciencia no es eterna.

Tarde Pero llega.

Tal es el refrán popular que se refiere a la justicia y como su largo brazo a todos alcanza. A oídos de Guzmán Blanco llegaron los chismes según los cuales El Adivino aconsejaba a su jefe Martín de asesinar a Zamora y a al mismísimo Falcón cuanto antes porque de lo contrario estos terminarían por matarle a él, tales eran los consejos del oscuro oráculo.

El Ilustre Americano

“Espinoza y su gente son un problema grave para nuestra causa, sus crímenes y desafueros tienen muy molestos a nuestros hombres y le están hechando más leña a la candela”, comentaba Falcón “El adivino según me han contado, mata a sus víctimas con sus propias manos entre atroces tormentos: los amarra de un palo y los va descuartizando lentamente; en Ospino, de un machetazo en la barriga le saco el tripero a un hombre de bien y lo dejo morir frente a su familia”, Ezequiel sin embargo insistía en la necesidad de Espinoza y sus hombres para la causa federalista. “Pero andar con Espinoza y el adivino — agregó Guzmán — es como andar montado en un tigre. A la menor oportunidad se sacuden y nos comen vivos.”.

Tal era el ambiente en las mesas de los generales

Crisóstomo Falcón

federalistas. Luego de la batalla de Santa Inés los federalistas logran la huida de Manuel Vicente De Las Casas, un triunfo celebrado por lo alto con gran jolgorio y zaraos, Espinoza y El Adivino se vuelven más pretenciosos y comienzan a vociferar y adjudicarse el triunfo, Falcón decide darle la orden a Guzmán de encargarse de este par. Para lograr tal empresa Guzmán convence entre tragos y juerga a Espinoza que mande adelante a los trece hasta Coro y que el se quede celebrando con el Generalato, Espinoza accede con la condición que El Adivino se quede con él, a la mañana siguiente los trece parten con un batallón fiel a Crisostómo rumbo al Norte. Esa misma mañana Espinoza y El Adivino serían fusilado y la misma suerte correrían las otros doce fieras. “Te lo dije, Martín, y no me hiciste caso. Prepárate a verle la cara al gran jefe, dueño y señor del Universo, que aunque es blanco, no deja de tener mañas. ¡Vaya contigo mi absolución”.

FIN

Notas y enlaces importantes:

  • Extractos e inspración “Los 4 Reyes de la Baraja”  Francisco Herrera Luque (1991)
  • Ego te Absolvo   historia sobre el prebístero Sucre.
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MARCHA DEL TIEMPO ATRÁS

02 Sábado Jun 2018

Posted by jorgemustaine in Historia De Venezuela, Lugares

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(Parte 1)

autor: Jorge Escalona Flores

Aquella fresca mañana de solaz dominical, los viejos tertulieros y amigos de infancia Melquiades, Fortunato y Perucho arrastrando el peso de sus edades y más añorantes que ayer, se reencontraron en la barquisimetana plaza San José, como usualmente hacían desde hace meses, para desandar la marcha del tiempo atrás, en donde todos a una “echaban cuentos” de sus correrías y cuitas romanceras

Luego de los consabidos saludos y con sus labias más que floridas, iniciaron un contrapunteo largo y tendido, en un ritornelo del “Nunca Jamás”, que les permitía sentirse mutuamente escuchados más que oídos, entusiastas más que retraídos, atendidos más que ignorados, importantes más que indiferentes, en fin presentes más que ausentes, aunque tan sólo fuera en estos gratos y sobranceros momentos, que la pendiente de sus vidas todavía les brindaba. Con un dejo melancólico y conceptuosos en sus ideas, dando rienda suelta a lo más hondo de su ser, exclamaron más para ellos: 

Así se cruzaba entonces.

“…Qué maravillosos años vivimos en nuestra mocedad, ah mundo caray tiempos que no volverán, antes todo era tan espléndido”, quizás con un llanto en sus compungidos corazones, llenos más de melancolía que de recuerdos.

Don Fortunato, a quien apodaban “El Poeta” por sus eruditos comentarios y de gallarda apostura masculina, esta vez asumió la vanguardia para relatar pasajes de otrora: “Durante aquellas maravillosas décadas 60´s-70´s, una de las diversiones más preciadas que teníamos los guaros, era la de bañarnos en las turbias aguas (aun no tan contaminadas) del caudaloso río Turbio, toda una encantadora aventura de sano esparcimiento; los fines de semana sus riberas se atiborraban de numerosos visitantes, que allí se reunían para refrescarse en sus cauces, montar sus ollas para el sancocho o encender leña para parrilladas, con absoluta tranquilidad y plena seguridad, sin el temor de ser atracados, ¡Todo un espectáculo inolvidable, Ah mundo Barquisimeto!”

Y antes del puente.

Calmo y cavilante Don Melquiades, apodado “Tragalibros” por su arraigado hábito por la lectura (tenía en su morada una extensa biblioteca), vibrante como un poseso, tomó la palabra con su voz atiplada: “Nosotros los mozos que habitábamos en el barrio El Campamento (Terminal de avenida Vargas con carrera 16), cuando íbamos pal’ río, para no caminar toda la avenida Uruguay hasta el puente Macuto, cruzábamos la plaza Andrés Eloy Blanco y descendíamos la empinada cuesta del ¨Tempero¨ por trochas casi intransitables, en medio de una tupida y alta vegetación.

A orillas del río compartir, conversar.

Al llegar hasta las orillas de este lado del río, el extenso Valle del Turbio o de Las Damas se enseñoreaba en toda su majestuosidad, en el frente se observaba el cerro imponente de Macuto, vasto paisaje de belleza singular y extenso pulmón vegetal de Barquisimeto, pura naturaleza de frondoso verdor, adonde aún no llegaba la mano destructora del hombre, las casas y vías no existían, no se había talado, en contraste con la triste realidad actual, mutilado en nombre del progreso y las apetencias de muchos indolentes”.

Orgullo Larense.

Perucho, el más senil del corrillo, pero con un extenso vigor juvenil que muchos recelaban, intervino: “Recuerdan ustedes apreciados camaradas, que otra de las recreaciones sanas en aquel Barquisimeto era ir a bañarnos en las cristalinas aguas de la piscina Macuto, pionera en su estilo, que funcionaba en las riberas del río Turbio, cruzando el puente, construida en medio del bosque Macuto, bajo el cobijo y la sombra de grandes palmeras y árboles frondosos, un “Oasis” de indescriptible hermosura.

Refrescar los días en cristalinas aguas.

Era una gran pileta construida en forma de guitarra, tenía dos trampolines, mesas y sillas a su alrededor, parque infantil y una fuente de soda, pagabas “un real” (Bs. 0,50) para bañarte y si no tenías traje de baño allí lo alquilabas, sus instalaciones eran frecuentadas por numerosos niños y adultos para el sano disfrute (“Total seguridad y resguardo”), presentaban espectáculos bailables con talento en vivo y vendían apetitosos manjares culinarios, creo que funcionó hasta mediados de los años 80´s, todavía en este sitio se observan los escombros de esta fantástica estructura, tragados por la maleza, la dejadez y el olvido”.

Los pavos de entonces con trajes alquilados.

Juntos recordaron que cuando tenías “algo de plata” y querías ir a la playa, abordabas un taxi ruta 3 en la esquina de la carrera 17 con calle 22, por “un real” (Bs. 0,50) te llevaban hasta la estación ferroviaria del puente de San Jacinto, pagabas el boleto de dos bolívares y abordabas la locomotora hasta El Palito, travesía de casi dos horas, en un constante bamboleo y el ruido estridente del tren en marcha, pero alegres porque íbamos “pa ´la playa brother”. El retorno en la tarde noche era peor, agotados, el cuerpo tostado por la resolana y el salitre pegado, donde toda incomodidad tiene asiento, pero al final regocijados por la aventura transitada.

A la sombra de imponetes coniferas la piscina era alegría.

En el olvido hoy reposa.

La naturaleza se perpetua tratando de hacer suya aquellas instalaciones.

Te gusto esté artículo no dejes de leer Escalonerias del mismo autor haz click AQUI

Aquella Odalisca (Tercera parte)

12 Martes Jul 2016

Posted by jorgemustaine in Historia De Venezuela

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Efraín Castillo, El rapto de la Odalisca, Fortress Art Storage, Genaro Ambrosini, Marianela Balbi, Matisse, Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, Pedro Torres Ciliberto, Silvia de Acevedo, Silvia Ferreira de Mannelo, Sofía Imber

Genaro Ambrosini, el autor de los e-mails delatores que permitieron descubrir este asombroso caso, relató que fue consultado por un coleccionista estadounidense acerca de un Matisse original que le estaban vendiendo de una colección venezolana, que para su sorpresa constató que el cuadro era el perteneciente a la colección del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas; razones que lo indujeron a dudar y emitir aquellos correos a varias personalidades de Venezuela (“Gracias a Dios que los envió, si no a lo mejor nadie se entera”). En uno de sus mensajes, manifestaba su incertidumbre e indignación de que el Museo estuviese vendiendo el Matisse, la Directiva del Museo no tenía idea de lo que decía, hasta que descubrieron que la obra que tenían era una copia. (¡Y cata pum, se desmayaron varios!)

Consta en algunas informaciones publicadas de este suceso, que para finales de Diciembre de 2.002, el FBI logró averiguar que el original de este cuadro estaba en Miami, en un depósito de obras de arte llamado Fortress Art Storage, pero cuando estuvieron allí no lo encontraron; sin embargo, sí constataron que ciertamente en ese almacén lo guardó una firma comercial propiedad de venezolanos, logrando establecer la participación activa de una mujer (cuya identidad no revelaron) que lo había retirado a principios de ese mes y que huyó el 18-12-2.002 para Europa, junto con su esposo. (¿Y, hasta aquí investigaron?)

Otra de las versiones divulgadas, narraron que una misteriosa mujer Silvia Ferreira de Mannelo ò Silvia de Acevedo, de origen brasileño, recibió el original del cuadro robado de un tal Efrén ò Efraín Castillo, supuesto Coronel de la Guardia Nacional Venezolana, quien se lo entregó para que lo vendiera. Otros opinaron, que la obra original la tenía en Miami Pedro Torres Ciliberto, prófugo banquero venezolano, quien la había adquirido en el mercado negro del arte. (¿Tampoco se averiguaron estos hechos?)


En Noviembre de 2.009 sale publicado el libro “El rapto de la Odalisca”, que sobre este caso escribiera la periodista Marianela Balbi, en donde se describe que la obra original de Matisse desapareció en fecha no determinada, del interior del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, entre Diciembre de 1.999 a Septiembre del 2.000, cuando Sofía Imber ejercía la Dirección del Museo, que el lienzo auténtico lo tenían en USA, donde una marchante intentó venderlo, luego lo trasladaron a París para que la experta Wanda de Guebriant certificara su originalidad y, finalmente, que se perdió su pista en México en el año 2.000.

No dejes de leer:

Aquella Odalisca (Primera Parte)

Aquella Odalisca (Segunda Parte)

Aquella Odalisca (Cuarta Parte)

Aquella Odalisca (Quinta Parte)

Autor: Jorge Luis Escalona Flores

Aquella Odalisca (Segunda parte)

21 Martes Jun 2016

Posted by jorgemustaine in Historia De Venezuela

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Águeda Hernández, Edmundo Dìquez, La Odalisca con pantalón rojo, Matisse, Sofía Imber, Wanda de Guebriant

Sofia Imber

Se conoció que el 21 de Diciembre de 2.001, un año antes de que estallara este inédito escándalo en el País (con aquellos correos electrónicos), Wanda de Guebriant, por 28 años la curadora oficial de los herederos de Matisse, fue consultada por dos galeristas no identificados, quienes le presentaron en la parisina aduana de André Chenue la obra “La Odalisca con pantalón rojo” para que certificara su autenticidad, que le mostraron un documento fechado en Noviembre de 2.000, firmado por Edmundo Dìquez y Águeda Hernández (Directivos del Museo), mediante el cual se autorizaba a Sofía Imber a vender la obra; Wanda constató que efectivamente era el óleo original (toscamente engrapado en otro bastidor), razón que la indujo a negar su autenticación y advertirles que según sus archivos el propietario legal era el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas en Venezuela, además procedió a recomendar se desconociera cualquier oferta.

Wanda, certificando la obra

  Respecto al hecho de que espero mucho tiempo, para contactar a las autoridades venezolanas del Museo y advertirles sobre estos hechos, en declaraciones que aportara al diario El Mundo el 26 de Diciembre de 2.002, alegó que no lo hizo porque consideró que su denuncia, podría haber tenido efectos negativos en aquel entonces (¿?), dados los conflictos políticos que ocurrían en Venezuela, pero que el 24 de Enero de 2.002 habló con Sofía Imber, relatándole en detalle lo ocurrido con esta obra y que no autorizó su entrada a Francia.

Resulta evidente e incriminatorio el cínico silencio (¿Cómplice?) que sobre este triste suceso mantuvo y sostiene Sofía Imber, a juzgar por el cúmulo de indicios existentes, pero en específico por las declaraciones de la experta francés de arte Wanda de Guebriant, quien afirmó que había plenamente enterado a Imber en Enero de 2.002 sobre la gravedad de lo que había presenciado, cuando se intentaba vender aquella obra en Francia, con el agravante de que se estaba utilizando su nombre (el de Imber) en esa venta fraudulenta.

Sin duda alguna, el mutismo de Sofía Imber sobre este robo, es aparte de dramático sumamente sospechoso, ya que ella había ejercido la Dirección del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas durante más de 20 años (hasta febrero de 2.001), durante su gestión se adquirió la obra y muy probablemente cuando la sustrajeron. En contra de la inescrupulosa Imber y su gestión al frente del Museo, se han formulado varios y muy serios cuestionamientos. Si bien es cierto que ella cuando recibió la información de Wanda de Guebriant (En Enero de 2.002) ya no ejercía ninguna función en el MACC (fue retirada en Febrero de 2.001), también es evidente que se impuso de un hecho delictivo y punible sobre la venta del original del Matisse, en el que se estaba utilizando su nombre, lo que permite preguntarse: ¿Por qué no comunicó este hecho a las autoridades del Museo? ¿Por qué no advirtió que la obra que estaba en el Museo era una copia?, ¿Por qué calló sobre lo que sabía? ¿La señora Imber nunca fue llamada a declarar ante los órganos competentes sobre este caso? (¿Por qué tan grave omisión?). Luego de la salida de Imber del Museo, se practicaron varias auditorias sobre su desempeño, incluyendo las realizadas por la Contraloría General de la República, en las que se determinó la existencia de actos de corrupción en sus manejos administrativos. (¿Inculparon a alguien?)

Continuara …….

Autor: Jorge Luis Escalona Flores

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Aquella Odalisca (Primera parte)

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Aquella Odalisca (Cuarta parte)

Aquella Odalisca (Quinta parte)

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Aquella Odalisca (Primera parte)

23 Lunes May 2016

Posted by jorgemustaine in Historia De Venezuela

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Genaro Ambrosini, Henri Matisse, Hugo Chávez Frías, La Odalisca con pantalón rojo, Marlborough, New York, Sofía Imber

Henri-Matisse-Odalisca-con-Pantalon-Rojo-1950-MAC-22-600x400Más de once años han transcurridos, cuando a fines del año 2.002 se descubrió uno de los más asombrosos y exitosos robos de obras de arte en el mundo, cometido contra el Patrimonio Cultural de Venezuela, al constatarse que una de las más preciadas joyas del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas “La Odalisca con pantalón rojo”, creada en 1.925 por el reputado artista francés Henri Matisse, fue sustraída por hábiles ladrones, quienes colocaron una burda copia en su bastidor original. Lo dramático y doloroso, entre muchos fragmentos de esta historia, es que hasta la fecha aún no se han identificado a los culpables, constituyéndose en otro de aquellos casos no resueltos por la justicia venezolana (¿Cuántos existirán?), los folios del expediente envejecidos y enmohecidos reposan en algún recodo de marchitos archivos, sonriendo quizás complicidades engreídas, en una larga espera del nunca jamás, clamando a gritos estentóreos una Justicia y un desenlace feliz que no llega, alguien escribiría: “Cayó en el más denso de los olvidos, en el más oscuro de los silencios, en la más cínica indiferencia”.

Este valioso óleo original fue adquirido el 17 de Marzo de 1.981 por el MACC (durante la administración “non tan santa” de Sofía Imber) en 480.000 dólares, a la galería Marlborough de New York; para algunos entendidos hoy se cotiza en más de tres millones de dólares (¡Una pelusa ná más!). Se cree, que la última vez que el público apreció el original de esta hermosa obra, fue en la capital española de Madrid, entre los meses de Septiembre y Diciembre de 1.996, cuando se exhibió en “Joyas de Colección” en el salón de las Alhajas, como parte de una exposición realizada por nuestro Museo.

Casi finalizando el año 2.002, el Pueblo Venezolano sufría las consecuencias de aquel aciago paro cívico y petrolero, que se produjo en Venezuela, la convulsión política era efervescente luego del fallido golpe de estado intentado por la clase apátrida de la oposición al Gobierno Bolivariano de Hugo Chávez Frías; en medio de ese fragor intenso resonaron las alarmas en el medio cultural, estalla un escandalazo de ribetes desproporcionados, cuando sale a relucir que el cuadro original “La Odalisca con pantalón rojo” fue robado, noticia que se conoce, gracias a que desde Miami el galerista venezolano Genaro Ambrosini, envía varios correos electrónicos alertando, que por allá algunas personas lo estaban ofertando en venta, la prensa lo reseña en amplia cobertura periodística, a pesar de los torbellinos que entonces asolaban.

Se presentó el aquelarre, los corri corri se aceleran, los temores fluyeron, las pasiones se exacerban, la entonces Directora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Rita Salvestrini, practica en su sede una exhaustiva y urgente investigación, con un grupo de expertos del arte, constatando tristemente la veracidad del robo de tan valiosa obra pictórica, el 1 de Diciembre de 2.002 lo anunció oficialmente, cuando un tanto apesadumbrada declara, que el cuadro que reposaba en la bóveda del Museo era una falsificación, después sugirió la hipótesis que el robo haya ocurrido en Madrid, tres días luego formuló la denuncia (por robo y sustitución) ante autoridades nacionales e internacionales. El día 26 de Enero de 2.003, la Fiscalía del Ministerio Público Venezolano asumió el caso asignándoselo a la Fiscal 28 Rosa Mòmeli (luego pasaría a manos de la Fiscal 37 Gledys Carpio) y comisionó al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas y a la Policía Internacional (INTERPOL) a objeto de que practicaran las investigaciones pertinentes, proceso éste como se leerá más adelante, del que se desconocen sus resultados; igualmente, la Contraloría General de la República aperturò una averiguación, para determinar administrativamente las responsabilidades a que hubiera lugar, pero del que tampoco se conocen sus conclusiones. (Cuando no, ¡Qué barbaridad!).

Luego de la barahúnda desatada, se ha entretejido en su rededor una gigantesca madeja de hipótesis y versiones sobre el aún impune robo cometido contra el Erario de la Nación Venezolana. Resulta complicado compilar u obtener información precisa sobre tales investigaciones, cercadas de diversos “cabos sueltos”; sin embargo, surgieron diversas versiones de algunos sucesos que permiten formular varias posturas.

Además de que la fecha de la desaparición de esta apreciada obra es incierta, desde que se supo de su ocurrencia, tres versiones resaltan del mismo: Que el Museo adquirió una copia en 1.981 en lugar de la original, la segunda que se robaron el cuadro original entre septiembre y diciembre de 1.996 cuando fue exhibido en España y la última que fue sustraído entre los años 1.997 y 1999 de la mismísima sede del Museo; todas ellas no confirmadas ò desmentidas.

Autor: Jorge Luis Escalona Flores

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Autor: Jorge Luis Escalona Flores

ESCALONERIAS (Tercera parte) ultima

05 Jueves May 2016

Posted by jorgemustaine in Historia De Venezuela

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perinola, sunsun

nota de edición: hace unos años especificamente en el 2013 comenzamos este proyecto de blog un día del padre en honor a Jorge Escalona Flores, hoy cerramos este ciclo de Escalonerias escrito de su puño y letra para deleitarnos de nuestros humildes origenes, y que el día de hoy en el cumple de mi hermana Marianier Escalona se lo dedico con la finalidad de que no olvide de donde venimos, que lo más importante de todo pueblo es su memoria, para el análisis reflexivo y el aprendizaje constante, hermana con cariño:

Escalonerias iii

Continuamos con esta serie de mis añoranzas de las hermosas décadas 50s a los 90s.

sunsun

Viví una infancia humilde y de estrechez económica, pero inmensamente feliz y muy sana, mi augusta madre María Demetria Flores no podía comprarnos los juguetes de moda, por lo que teníamos que ingeniárnosla: Usábamos cauchos viejos de bicicleta y con un palo le dabas para rodarlos y retozar un buen rato; cuando no podíamos comprar los paqueticos de traquitraque (costaban un real, Bs 0,50), ni saltapericos, o tumbaranchos, agarrábamos el cilindro metálico de las máquinas de afeitar, le amarrabas un hilo con un clavo, el hueco superior lo rellenabas con cabeza de fósforos y lo chocabas contra el piso, obteniendo una pequeña explosión para tu diversión. Las laticas de leche condensada le amarrabas un palito con un guaral y obtenías las perinolas caseras. perinolaAplanábamos bien una chapa metálica de refresco o cerveza, se le abrían dos huequitos en el medio por donde se le insertaba un pabilo y al trenzarlo giraba fuerte, eran los famosos sunsun ò garrufio, los papagayos se hacían caña brava, a falta de veraras.

En los años 70s durante las temporadas de vacaciones en el liceo, con mis amantísimos hermanos Alexis y Cleiber, desempeñamos varios ocasionales trabajos para ayudar con los gastos de mi humilde familia: Ayudante de albañilería, en talleres mecánicos, repartiendo folletos de Centrobeco, limpiando zapatos, cuidando y lavando carros, haciendo mandados, pintando casas. Recuerdo cuando salíamos a buscar trabajos por las tiendas de la avenida 20, siendo aún unos imberbes sin experiencia: “Señor, no necesita un muchacho pa trabajar aquí”, constantemente solo recibíamos por respuesta “No, nada” y seguíamos intentándolo muy esperanzados. Teniendo doce o trece años, trabajé en la zapatería del viejo italiano Franco Loconte, avenida 20 con calle 20, barría y coleteaba el piso del negocio y adentro en la casa de habitación, ayudaba con las ventas y llevaba a coser los zapatos a un gran taller de costura ubicado cerca de la plaza de La Mora, no preciso cuanto me pagaban, solo que cobraba cada sábado por la tarde. En un gran salón casa ubicado en la esquina de la carrera 16 con calle 19, aún existe, un maracucho que llamábamos Chicho, montó a principios de los años setenta una fábrica de bocadillos de plátano, trabajé aquí en mis vacaciones, pelando muchos plátanos y ayudando con la limpieza.

“Cosas de muchachos” nos decían nuestros mayores cuando cometíamos alguna tremendura, recuerdo a la “vieja loquita” llamada Reneta, quien vivía en una casa ubicada en la esquina de la carrera 16 con calle 21, acudíamos con frecuencia a verla y a gritarle desde la tela metálica del solar, “Reneta ahí viene el diablo” tan sólo para verla cuando al respondernos sonreída “Dale con la cruz”, levantándose el vestido y extasiados contemplábamos sus partes íntimas. Cazábamos los “refresqueros” (camiones que transportaban refrescos para surtir las bodegas del barrio), al menor descuido de los conductores le sacábamos varias botellas, corríamos en veloz huida para luego tomarnos las bebidas calientes. Nuestras primera “experiencia etílicas” las vivimos con una media jarra de cerveza en el “Bar K”, en la carrera 16 esquina calle 31, también visitamos “El Cambural” del viejo Benito en la calle 31 entre 15 y 16, aún activo.

Al final de la avenida Vargas con la carrera 15, hasta su unión con la avenida Uruguay, de nuestra crepuscular Barquisimeto, existió hasta hace varios años la plaza Andrés Eloy Blanco (“la placita”), construida en la década de 1.960 y bautizada así, para honrar la memoria de aquel gran poeta y humanista; hoy demolida para darle paso a la modernidad. Esta recordada plaza, fue el refugio silente de nuestras inocentes y sanas correrías infantiles, mudo testigo de una sociedad barquisimetana, que entonces preñada de virtudes, respeto y valores, encontraban en sus áreas la placidez para el disfrute y sana diversión. Estaba conformada por unos espacios de intenso verdor y en su parte baja se erigió una gran fuente en forma de estrella, en cuyo centro se levantaron unas pequeñas torres de negro mármol, en las que resaltaba el busto de Don Andrés Blanco. Disponía de un mantenimiento diario y de una excelente iluminación, que nos permitía a los estudiantes de otrora, instalarnos cómodamente en “aquellas sillas de extensión”, para aprender los tratados académicos para los exámenes, en ocasiones hasta amanecíamos allí. Pero quizás, la mayor atracción que en esta placita se efectuaba, eran los majestuosos pesebres navideños que se hacían a finales de año, con diversas imágenes de gran tamaño, estos nacimientos se convirtieron en la novedad turista de la época, miles de personas los visitaban, ansiosos para contemplar su hermosura, además se celebraban festivales gaiteros con los grupos de moda, ante una aglomeraba muchedumbre y se encendían los resplandecientes fuegos artificiales en noche buena y nuevo año. Esta plaza, fue la celestina silenciosa de muchos amores y amoríos de apasionadas pretensiones.

En escritos anteriores referimos varios remedios existentes en aquellos años, pero por los inevitables lapsus mentís obviamos algunos, veamos: Las pastillas Pentro (algunos la llamaban penetro), eran ovaladas y de menta, se chupaban para aliviar el dolor de garganta; la crema de Bronchodermine de eucalipto y alcanfor para la gripe y descongestionar, era pastosa, blanca y olor fuerte, se la untaban en el pecho y te ponían una franela a la que se adhería fuertemente. El Numotizini, era otro ungüento o cataplasma que se usaba como alivio para dolores musculares. Como purgante se utilizaba el aceite de ricino o Sal de Epson, Aceite de hígado de bacalao y Emulsión de Scott para fortalecernos, pastillas de Fitina para la memoria, Tintura de árnica para golpes, para la tos el famoso Jarabe Tabonuco, purgante vermífugo extracto de plantas, para los parásitos, que te sacaba hasta los malos pensamientos, crema Iodex con su característico y fuerte olor, para los “chichones y trancazos”

No dejes de leer:

ESCALONERIAS (Primera Parte)

ESCALONERIAS (Segunda Parte)

autor: Jorge Luis Escalona Flores

ESCALONERIAS (Segunda parte)

21 Lunes Mar 2016

Posted by jorgemustaine in Historia De Venezuela

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fuerte, José Vicente Rangel, locha, marrón, medio, nica, Pío Tamayo, puya, real, Víctor Barrancos

nota de los editores: es verdaderamente gratificante poder publicar la secuela de una narrativa histórica sujeta a la experiencia vivencial de un protagonista, más cuando esté ultimo plasma esos rincones de nuestra existencia y de nuestras calles, el tiempo cambia los rostros no solo de las personas sino de sus entornos, en tiempos de tribulación necesario es dar una mirada atrás y ver de donde venimos, no es un lugar utópico ni el que pinta los intereses de unos pocos, es un lugar de sacrificios pero de mucha solidaridad, es un lugar de desigualdades pero lleno de nuestras lagrimas (de tristeza y de felicidad), es el sitio de nuestra ascendencia, de nuestros amigos y amores, de Jorge Escalona Flores el lugar de sus escalonerias (ii).

ESCALONERIAS (Segunda parte)

Continuamos con esta serie de mis añoranzas de las hermosas décadas 50s a los 90s.

El maestro de escuela era figura de autoridad y respeto, uno lo trataba de Profesor y a las maestras Señoritas, en clases si entraba alguna persona los alumnos debían ponerse de pié y dar los buenos días o las buenas tardes, no se sentaban hasta que el maestro se los indicase. Si el papá, mamá, el maestro o alguna persona mayor llamaba, se debía contestar: “Señor”, si decías ¿qué?” era sinónimo de irrespeto y le daban tu buen “coscorronazo”, si “se encontraba” algún dinero en la calle o en cualquier parte, era conminado a regresarlo inmediatamente, era irrespetuosamente grave, que un menor se “metiera” en una conversación de mayores o que interrumpiera algún diálogo de adultos, por muy banal que ésta fuera.

monedasLas monedas circulantes era el famoso “cachete ò fuerte” (moneda de Bs 5,00), “La Bamba” (moneda de Bs 2,00), “El Real (moneda de Bs 0,50), “El Medio” (moneda de Bs 0,25), “La Locha” (moneda de Bs 0,12 1/2), “Las Nicas o Puyas” (moneda de Bs 0,05 centavos). Los billetes: El Marrón (Bs 100,00) era el de valor más alto y apetecible.

billete100

Los relojes de moda en aquellos años: Lanco, Mulco, Nivada, Omega, Tissot, las tintorerías existentes: Lido, Colsen, el Sol y Roma, era un lujo enviar la ropa a estos sitios, solo algunos privilegiados lo podían costear.

La sirena de la Galletera El Ávila (la de las famosas galletas María) a las 12 señalando el medio día, la gente se persignaba al oírla, funcionaba en la Carrera 15 cerca de la Iglesia San Juan, allí uno acudía a comprar bolsas de retazos de galletas por un real. tlfresidencialcantvPara aquellos años, era difícil que la CANTV te asignara una línea telefónica, ni pensar entonces en celulares, los vecinos nos prestaban una llamadita de sus teléfonos. “Cosas de muchachos” ingeniosa y tontamente “armábamos” un teléfono para jugar, con dos vasos de cera “Dixie” amarrados con un guaral y así nos divertíamos. Se usaba el telegrama para felicitar por el cumpleaños y algún nacimiento; tlfmonederopublicopara comunicarse con familiares en otras ciudades, se les escribían cartas que se enviaban por el correo vía corriente o expreso (“ponían”, “chacho anda al correo a poneme una carta”), cuyas oficinas funcionaban en el Edificio Nacional,.

Los aparatos de TV, por lo general requerían de alguien capaz de “monear” el techo para ajustar la antena y así poder obtener mejor imagen. El “ayudante de cocina” era casi que un objeto de ciencia ficción. El “Melamine”, príncipe en las vajillas de diario cuando era el producto estrella de Plastilara. Las “portañuelas o braguetas” de los pantalones eran de botones, era usual ver las “bicicletas de reparto” y se compraba el exquisito Suero Don Fernando Silva, en su residencia ubicada en la calle 19 entre carreras 18 y 19.

Medicamentos como el azul de metileno o la violeta de genciana para los “corrimientos” en las encías, aceite vermífugo o sal de uvas Picott para la depuración estomacal, Optalidón, Cafenol, Buferín o Conmel para el dolor de cabeza, Mentol Davis, Entero-vioformo para la “seguidilla” o colitis, los parches porosos para los dolores, la Emulsión de Scott de Aceite de Hígado de Bacalao como vitamínico. Para el dolor de muelas nada mejor que los “taponcitos de creosota o de guayacol”

Agua de Colonia: Old Spice, Yardley, Atkinson, Pino Silvestre, Jean Marie Farina, Atkinson, Colonia 70, Bay Run o Alcoholado Glacial con el pingüinito para los masajes. Para el cabello aceite de coco (rojo) en un frasco, la brillantina Palmolive (lata ovalada color verde), el Brylcreem (una crema blanca) que le daba al cabello fijación y brillo. Desodorantes: Mum, D-Ten, 8X4, Shampu Drene. Helene Curtis. Jabones de olor: Cadun, Camay, Lux, Palmolive, Safeguare, Reuter. Leche en polvo Yundery, Reina del Campo, Klim, Nido.

Las reglas de cálculo que le daban al estudiante de bachillerato una “sapiencia” bien particular. Las sillas de extensión plegables, de estructuras metálicas con una lona, los cursos para los exámenes de reparación de materias de bachillerato, que se daban en la casa de AD. Cuadernos Caribe, traían las tablas de suma, resta, multiplicación y división en la parte trasera. Para la escuela nos vestían con uniformes del ropero escolar, ah mundo la escuela Lara. La biblioteca “Pío Tamayo”, que funcionó en la calle 26 entre 20 y 21, donde hoy está la Imprenta del Estado. Por cierto, no existían las fotocopiadoras ni internet, por lo que nosotros los estudiantes más pobres que no podíamos comprar libros, acudíamos a la Biblioteca Pública para consultar, teníamos que copiarlos a mano alzada para estudiar.

En el Edificio Nacional, presentaban espectáculos, en cierta oportunidad se hizo el Show del Pueblo, con la novedad de presentar a Leonardo Favio, también se hicieron acá varios mítines políticos de la izquierda, con José Vicente Rangel candidato del MAS, en una ocasión cantó Alì Primera.

Las tascas: Terminal de la avenida Vargas, la de Chucho, Le Pier, el Abuelo, la Cabaña una de nuestras primeras marisquerías, cuyo dueño se suicidó en el propio local, la del Abuelo, la Pimpina y su Snack Bar, la Fontana, El Cordobés, Casa Luis, El Padrino, Los Cibeles, la Terraza, el Cisne Azul.  Los discos de 45 RPM y los LP, los tocadiscos o pickup, las rocolas pa´ llorá y bebé, los radio transistores. La música moderna de entonces (Chatarritas en inglés) que transmitía Radio Juventud en el palacio radial, adonde acudíamos a buscar las letras traducidas de las canciones de moda, esta Radio fue dirigida acertadamente por el reconocido pintor Don José Martínez Guaidó y los programas imperdibles del “Yesterday” del gran Felo Partidas.

7rojo2Fueron muy famosos los sitios de diversión adulta, la zona de tolerancia, llamada entonces “Los kilómetros”, cerca del Obelisco. Un personaje, sin dudas, que referenció esa actividad fue la madama Mercedes Lobatón, convirtió sus negocios en referencia nacional y en derivación de sustento para decenas de niños abandonados a quien tomó bajo su cuidado, fue conocida por su majestuoso carro Cadillac, color Lila, que conducía. También se destacaron en esta “rama”: El Kilómetro 1, el Nuevo Cari, la Selva, el 7 Rojo, famoso por las atracciones que presentaba y por el ambiente de lujo que allí se ofrecía.

Una flatulencia en público? significaba el desprecio púbico por tremenda asquerosidad, aunque no faltaba algún osado que lo justificara “prefiero perder un amigo, que el estómago”, en contraste con las series de televisión actuales donde, los protagonistas lo hacen con usual desparpajo. Los “condones” eran una mercancía clandestina y pecaminosa, si acudías a una farmacia a comprarlos, esperabas a que no hubiese nadie que pudiera oír lo que se pretendía comprar y si la dependiente era mujer, entonces se marchaba sin el necesario preservativo. Que alguien contestase el teléfono “mi vida” o “mi amor” sin conocerte, imposible que ocurriera, el señor o señora por delante. Igualmente, resultaba desagradable a la vista y al buen comportamiento, que los hombres se rascasen o tocasen “las que te conté” en público, al contrario de hoy que gracias a los bailes de Michael Jackson “tocarse “adelante” es usual; era de muy mala educación “meterse” el dedo en la nariz y “hurgarla” en público o “sonársela” buscando alivianar cualquier dificultad respiratoria. Los hombres machos usaban solo colores serios en las camisas, nada que ver un rosado, un fucsia, un vino tinto; los usos cambiaron cuando se impusieron, en los años sesenta, unas camisas vaqueras de colores y cuadros chillones, que todos usaban porque “salían” en la cuña del vaquero de cigarros Marlboro. Luego los Hippies cambiaron radicalmente usos y costumbres. ¿Un zarcillo en la oreja de un hombre? ¿Secarse el pelo? ¿Hacerse “mechitas”? ¿Una camisa con encajes?, ¡Ave María purísima!, será para que los padres “lo ahorcasen” o la canoa le hacía aguas por todas partes.

El docto periodista ya fallecido Víctor Barrancos, escribió: “Por ello, definitivamente, no hay cosa que motive y una más, que la nostalgia. El recuerdo es siempre un espacio para compartir gratamente, sobre todo en esta ciudad donde la historia marginal, es una crónica compartida en la tertulia familiar…a veces solo en la intimidad del encuentro ocasional. “Todo tiempo pasado fue mejor”…asevera el decir popular. Vivíamos –en el pasado reciente- llenos de normas y manuales de comportamiento heredados de familia en familia y de sociedad en sociedad que eran consideradas de obligatorio cumplimiento para “las mujeres y hombres de bien”…y para quienes se “formaban” en medio de límites hoy considerados obsoletos y hasta ridículos por las nuevas generaciones. El comportamiento social estaba lleno de regulaciones que, si bien no escritas, establecían conductas de “obligatorio cumplimiento”.

Autor: Jorge Luis Escalona Flores

No dejes de leer: 

Escalonerias (ese barquisimeto de antes en detalles) la parte 1 de esté artículo.

Escalonerias (Tercera parte) parte 3 y ultima de este articulo

Manuscrito original (Última Parte) El hallazgo

08 Lunes Feb 2016

Posted by jorgemustaine in Historia De Venezuela, Historia Universal

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Pedro Grases, Uslar Pietri

Si loable fue la acción de la familia inglesa Hamilton Grierson, de preservar por tanto tiempo el original del Discurso de Angostura, no menos meritorio resulta la gesta heroica cumplida por el docto historiador Don Pedro Grases, quien afanosamente dedicó años de su vida para ubicarlos en Gran Bretaña, gracias a lo cual se rescató para el Patrimonio Histórico de Venezuela. Difícil imaginar ahora, las duras vicisitudes que afrontó Grases para lograr aquel hallazgo exitoso, tras un largo período de intensa y prolija investigación y en aquella década de 1.970, cuando no se disponían de los recursos tecnológicos y comunicacionales actuales (¡Que bárbaro!); simplemente de un extraordinario valor sin duda alguna, merecedor post morten de todo el reconocimiento posible.

Don Pedro Grases nació español (En 1.909 en Villafranca de Penedés, Cataluña, España) y murió venezolano (En 2.004 en Caracas), desde 1.940 había adquirido la nacionalidad Venezolana. El escritor Ildefonso Méndez Salcedo sobre él escribió en 2.009: “Vida larga, ejemplar y fructífera, la sola lista de sus obras sobrepasaría con creces la extensión de esta página…a partir de 1937 vino a Venezuela, donde produjo una obra que sobrepasa la más amplia descripción. De Grases cabe decir, apenas como primera referencia, que fue filólogo, historiador, investigador, bibliógrafo, ensayista, crítico literario y un docente ejemplar”. Sobre este prestigioso prócer, el General de Brigada Eumenes Fuguet escribió: “Formador de insignes educadores, con una envidiable cosecha epistolar de cuarenta mil cartas escritas de su puño y letra, más de dos mil entradas bibliohemerográficas y una producción de ciento setenta y nueve libros y folletos …. Cuanta deuda tenemos con su legado resumido en la brillante ejecutoria docente e investigativa, ingente en dimensión y espiritualidad. El Amherst College en EE.UU. instituyó en 1983 el prestigioso “Premio Pedro Grases de Excelencia en Hispanismo”. Uslar Pietri dijo: La historia de la investigación en el país se divide en antes y después de Grases”. En palabras del Dr. Guillermo Morón: “Es Pedro Grases el primer bibliógrafo venezolano del siglo XX”. (¡Don Pedro, honrar honra!, gratitud por siempre)

autor: Jorge Luis Escalona Flores

No dejes de Leer la primera parte: https://historiaesc.wordpress.com/2016/01/21/manuscrito/

El portugués Abreu (final)

22 Viernes Ene 2016

Posted by jorgemustaine in Historia De Venezuela, Historia Universal

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Antonio Guzmán Blanco, Antonio Leocadio Guzmán, Argos, Hugo Chávez Frías, Joaquín Mosquera, José Antonio Páez, Luis Ignacio Lula Da Silva

En 1.825, Abreu e Lima viviendo en Caracas y por ser un incondicional bolivariano, se involucró en fuertes disputas originadas en Venezuela por decisiones que se tomaban en Bogotá para liquidar la unidad de Gran Colombia. El irreverente político y periodista Antonio Leocadio Guzmán (Padre de Antonio Guzmán Blanco, futuro Presidente de Venezuela), fundador y líder del partido liberal, convierte su periódico “Argos” en su tribuna particular para atacar o adular, según sus conveniencias; cierto día desde sus páginas atacó vilmente al noble brasileño escribiendo:

… De Lima no puede ejercer este encargo por su incapacidad, por sus escasos meritos, por carecer de la confianza del General en Jefe, por no tener tampoco la del ejército, porque ha largo tiempo que el ojo perspicaz del general Bolívar la anuló para con sus compañeros de armas, porque su valor no está acreditado, porque su opinión está perdida, porque siempre se ha ocupado de inclinar a los jefes a actos arbitrarios que desacreditan la autoridad militar y la indisponen con el pueblo, y por mil razones más, que diremos a su tiempo si este señor nos obliga a hacerlo …

Extremadamente herido e iracundo por tan infames comentarios, Abreu e Lima reacciona violentamente, espera en una solitaria calle caraqueña al desalmado Guzmán y en un lance personal le recrimina sus acres comentarios, desenvainando su sable le arremete y logra propinarle varias heridas, una de ellas en la cara que le causó una visible cicatriz, que Guzmán la ocultará dejándose crecer una espesa barba y largas patillas. Herido y dolido, Antonio Leocadio Guzmán denuncia al brasileño, quien es apresado, enjuiciado en los Tribunales lo declaran culpable y cumple condena de seis meses en la prisión de Bajo Seco, estado Zulia; al recobrar su libertad parte y se residencia en Nueva Granada. Poco antes de morir, en carta que le dirigió al general José Antonio Páez, fechada en Pernambuco el 18 de Setiembre de 1.868, le manifestó entre otras cosas:

Hace cuarenta y tres años que yo, hoy viejo, me separé de usted bien descontento. Yo era un obstáculo a los intransigentes de Venezuela en razón de la intimidad que me ligaba a usted; por eso me pusieron mal con usted y cuando supusieron que ya usted me había abandonado, se arrojaron sobre mi; por eso estaba yo tan irritado, que cometí la locura de acuchillar al primer canalla que me provocó

Tras la muerte de Bolívar el 17 de diciembre de 1.830, el gobierno de Joaquín Mosquera desconocen los grados de Abreu de Lima y el 9 de agosto de 1.831 ordenan su expulsión de la Nueva Granada. Viajó entonces a Estados Unidos, Europa y luego retornó a Brasil, fijando residencia en Río de Janeiro, donde se le llamaba “General de las Masas” por su éxito popular como líder político. En 1.844, con 50 años a cuesta retornó a su natal Pernambuco, se dedica a actividades políticas, participa en la Revuelta Praeira (1.848) pero es apresado y condenado a cadena perpetua por rebelión, luego lo declaran inocente y lo liberan.

Empobrecido y soltero, a los 75 años de edad murió solo en su tierra natal el 8 de Marzo de 1.869, por sus ataques a la iglesia católica y ser masón, el obispo Fernando Cardoso Ayres le negó su sepultura canónica en los cementerios brasileños, su cadáver fue enterrado en zona extraterritorial de Brasil, en el “British Cementery” o “Cementerio de los Ingleses”, ubicado en un lugar aislado de Recife, cerca del mar, su epitafio: “Propugnador esforzado de la libertad de conciencia”. El 25 de Abril de 2.003, Hugo Chávez Frías y Luis Ignacio Lula Da Silva, Presidentes de Venezuela y Brasil, en un acto solemne celebrado en Pernambuco develaron los bustos en honor al Libertador Simón Bolívar y al general José Abreu De Lima [1]. En su discurso el Presidente Chávez expresó:

Y allá se fue Abreu De Lima y cuenta Bolívar que un día llegó uno de sus generales y le dijo: lo anda buscando un portugués y le decían el portugués es un joven portugués. Y Bolívar mandó por él, pues no era ningún portugués, era el Pernambucano José Ignacio Abreu De Lima, un muchacho era y cuenta Bolívar que llegó a ponérsele firme y a ponérsele a la orden de la revolución que trepidaba en aquellas tierras de Venezuela y en aquellas tierras de la Nueva Granada y de inmediato Simón Bolívar dejó a Abreu De Lima a su lado… y sobre todo los pernambucanos y yo me estoy encargando de que lo sepan todos los venezolanos para que el nombre de Abreu De Lima se coloque como una estrella luminosa en el horizonte de la América Latina y sobre todo de Venezuela y del Brasil… Hoy sólo hemos vuelto, sólo hemos vuelto, los bolivarianos hemos vuelto 200 años después y eso es hermanos además a decirle al Brasil que es tiempo de retomar las banderas de Abreu De Lima y de Bolívar para hacer la unidad de nuestros pueblos y para que seamos verdaderamente libres, independientes y vivamos como hermanos

[1] http://www.aporrea.org/actualidad/n178671.html

autor: Jorge Luis Escalona Flores

primera parte de este articulo:

https://historiaesc.wordpress.com/2016/01/18/elportu1/

Manuscrito original (Parte I) El resguardo

21 Jueves Ene 2016

Posted by jorgemustaine in Historia De Venezuela, Historia Universal

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Ciudad Bolívar, Congreso de Angostura, Correo del Orinoco, Don Pedro Grasses, Hamilton Grierson, James Hamilton, Manuel Palacio Fajardo, Phillips J. Hamilton Grierson

El manuscrito original del afamado discurso que leyó el Libertador Simón Bolívar, el 15 de Febrero de 1.819 en la instalación del Congreso de Angostura, hoy Ciudad Bolívar, permaneció 151 años extraviado hasta que en 1.975 los miembros de la familia británica Hamilton Grierson, descendientes de James Hamilton, lo devolvieron a la nación venezolana. Este trascendental documento redactado por Bolívar, está contenido en un cuaderno de 33 folios cosido con hilo (de 24×18 cms), escrito de puño y letra por el Capitán Jacinto Martel, entonces su secretario amanuense. El Libertador, se lo entregó al abogado Manuel Palacio Fajardo, eminente estadista de gran erudición, para que lo revisase, quien le hizo 45 anotaciones correctivas y manuscritas, todas aceptadas por Bolívar.

Dos hechos de significativa importancia, resaltan sobre el hecho de la conservación y el rescate de los originales del Discurso de Angostura, que forman parte del acervo cultural de Venezuela: Primero el asombroso acto de que la familia inglesa Hamilton, lo conservaran en buen estado durante más de ciento cincuenta años y el otro aspecto no menos relevante, lo constituye la afanosa e invaluable labor del insigne historiador venezolano naturalizado Don Pedro Grases, quien durante varios años realizó una ardua tarea de investigación para localizar estos preciados documentos.

La mayoría de la población venezolana, ignora las razones por lascuales aquellos vetustos y amarillentos papeles estaban en Inglaterra y su exitoso rescate, he aquí la historia. Luego de que el Libertador Simón Bolívar pronunciara su glorioso discurso en el Congreso de Angostura, de eminente contenido filosófico y político, en Venezuela se publica en el Correo del Orinoco y en Bogotá fue distribuido en un folleto. Pero para que el mundo lo conociera, era necesario divulgarlo fuera de nuestras fronteras, por ello Bolívar personalmente se lo entrega al Coronel británico James Hamilton, colaborador de la causa  patriota (radicado en Angostura desde mediados de 1.818), quien lo traduce al inglés, lo lleva a Londres y se difunde en Europa. Hamilton, por razones no conocidas, deja los originales de este discurso a su familia en aquellas tierras inglesas, retorna a Venezuela, donde permanecería hasta su muerte en Julio de 1.840. Lo asombroso de este caso, es que la familia Hamilton, pudiera conservar en buen estado y por tantos años (casi cuatro de sus generaciones) “aquel viejo cuaderno”; se narra que el eminente Don Pedro Grasses los visitó en Inglaterra, constatando su existencia y acordándose su pronta devolución a Venezuela. Dada la valiosa importancia que estos originales representaban, el ciudadano Phillips J. Hamilton Grierson, tataranieto del Coronel James Hamilton, en un gesto de gran señorío viaja a nuestro País y el 13 de Diciembre de 1.975 lo entrega a nuestra Patria, en una ceremonia solemne celebrada en Ciudad Bolívar, con asistencia del Presidente de la República. (¡Admirable tan hermosa historia!)

autor: Jorge Luis Escalona Flores

No dejes de leer la conclusión en: https://historiaesc.wordpress.com/2016/02/08/manuscrito2/

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