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La Historia Blogueada

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La Historia Blogueada

Archivos mensuales: abril 2014

Encuentro De Soledades (Manuela, Samuel y Giussepe)

13 Domingo Abr 2014

Posted by jorgemustaine in Historia De Venezuela, Historia Universal

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Etiquetas

Amotape, Chile, Giuseppe Garibaldi, Manuela, Manuela Sáenz, Manuelita, Paita, Perú, Pita, Rubén Darío, Simón Rodríguez, Tobacco. English Spoken-Manuela Sáenz

 

En las medianías de Agosto de 1.851, atraca en una embarcación en el pequeño puerto ballenero de Paita, ubicado en el Océano Pacífico al norte de Perú, el gran Giuseppe Garibaldi, el “héroe de dos mundos”, Padre de la unidad italiana, gran militar e irreverente político italiano, a quien Rubén Darío llamó “Prodigioso mosquetero de la Libertad y aventurero de la Gloria“. En esta providencial escala que hace en su viaje hacia Chile, se entera que en este desolado y empobrecido puerto habitaba la excelsa Doña Manuela Sáenz Aispuru de Thorne, “La Libertadora del Libertador Simón Bolívar”, ya con 56 años, empobrecida e inválida por una caída, quien tenía un modestísimo comercio de tabaco, velas y azúcar, en cuyo frente colgaba un desvencijado cartel que decía: “Tobacco. English Spoken-Manuela Sáenz”.

Garibaldi, entusiasmado y presuroso acude al encuentro de aquella heroína, con la agradable sorpresa que la encuentra reunida con Don Simón Rodríguez, “El Maestro de Bolívar”, este magistral e histórico suceso que se prolonga por horas, lo narra exquisitamente el distinguido escritor Víctor Von Hagen, en su magnífica obra “Las cuatro estaciones de Manuela”, en uno de sus capítulos:

“Juntos pasaban sus años invernales estos dos enamorados (Sáenz y Rodríguez) de Simón Bolívar; juntos leían las cartas que les hablaban del pasado…Y así estaban un día de 1.851, cuando un caballero distinguido… preguntó por la Libertadora… Se llamaba Giuseppe Garibaldi…Ya que el visitante dominaba el español, la conversación entre los tres ilustres personajes debe haber sido muy fluida y animada.”Utilizando las memorias del mismo Garibaldi, Von Hagen relata como los tres personajes estuvieron todo un día hablando de Bolívar, ella tirada en su cama y Garibaldi recostado en el sofá, pues éste sufría de una malaria contraída en las selvas de Panamá”.

En sus memorias, el gran Garibaldi escribió:

simc3b3n-rodrc3adguez“Desembarcamos en Paita, donde pasamos el día. Fui amablemente recibido en la casa de una afectuosa dama que estaba clavada al lecho, por un ataque de parálisis que le impedía el uso de sus miembros (piernas, se había dislocado la cadera); pasé la mayor parte del día en el sofá, junto al lecho de la dama…Doña Manuelita era la más amable y cortés matrona que haya visto jamás Había disfrutado de la amistad de Bolívar y conocía los más minuciosos detalles del Libertador….Después del día pasado con Manuelita.. Puedo llamar delicioso, me despedí de ella muy emocionado. Los dos teníamos lágrimas en los ojos, la dejé verdaderamente conmovida, sabiendo con seguridad que era nuestro último adiós en esta tierra:”

Tres años luego de este histórico encuentro, fallece en 1.854 en la aldea de Amotape (cerca de Pita) Don Simón Rodríguez, dos años le sobreviviría ella. (¡Tres soledades no se hacen compañía!).

 

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Miranda en La Carraca

13 Domingo Abr 2014

Posted by jorgemustaine in Historia De Venezuela

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Etiquetas

Casos y cosas de la historia, Francisco, francisco de miranda, Miranda

 

Hoy traemos otra perspicaz y punzante historia del autor Jorge Luis Escalona Flores, extracto que forma parte de su obra no editada “Huellas de la Historia”, y que como siempre no deja de sorprendernos de manera breve sobre un hecho histórico dado como verídico e irrefutable. Ya hemos publicado otras notas de su libro anterior: “Casos y Cosas de la Historia”

Miranda y la Carraca

La apesadumbrada imagen de Sebastián Francisco de Miranda, que inmortalizara en 1.898 el gran pintor venezolano Arturo Michelena, en su cuadro “Miranda en la Carraca”, contrasta con la realidad histórica, de los dos años finales que en esa prisión vivió aquel venezolano universal y Precursor de la Emancipación Americana.

El 5 de Enero de 1.814, Miranda con 64 años de edad es conducido y confinado en el Arsenal de la Carraca (allí permanecería hasta su fallecimiento el 14 de Julio de 1.816), que entonces era un centro militar destinado a la construcción, reparación de buques, almacenamiento y distribución de armamento y municiones, situado en San Fernando, al fondo de la bahía de Cádiz, también habilitado para el alojamiento de presos. Este arsenal tenía en el piso superior cuatro grandes salas, en una estuvo recluido Miranda, en un cuarto aislado que tenía una puerta para la azotea y dos ventanales, lo que le permitían iluminación, ventilación y visibilidad; en la planta baja se encontraban la totalidad de los internos la mayoría militares.

Obviamente no era una suite hotelera de lujo, pero le toleraron algunos privilegios, entre ellos que estuviese acompañado por dos sirvientes, que comprara su comida en la fonda, no se le encadenó, ni algo parecido. El comandante de La Carraca, Juan de Carranza, informó oficialmente:

“Queda depositado en el piso alto de las cuatrotorres y en cuadra separada el preso Francisco de Miranda, del que he hecho entrega al Capataz Mayory que dos individuos, en clase desirvientes, observen su conducta, poniendo además un centinela a la puerta de la mencionada cuadra. Está bien vigilado, se destinan diez reales diarios para su subsistencia; cuando tenga dinero podrá pedir comida de la fonda que funciona en el Arsenal para empleados y obreros. También se le permite lo necesario para escribir, petición del preso, sometidas todas las páginas a la necesaria censura”.

Desde Inglaterra, Nicholas Vansittart, John Turnbull y otros amigos, logran atenuar su reclusión de diversas maneras: Influyen discretamente a través del cónsul británico en Cádiz, para que no se le apliquen cadenas y grillos, le envían dinero, le pagan los criados y conciben con él un plan de escape hacia Gibraltar, que nunca se ejecutará. Se le asignaron dos sirvientes, uno de ellos Pedro José Morán, quien actuó con dedicación y lealtad a su cuidado hasta el último momento.

Uno de los prisioneros que entonces estuvo allí y lo visitaba con cierta frecuencia, el peruano Manuel Sauri, describió a Miranda así: “Hondas arrugas surcaban su frente en todas direcciones, tenía la barba y los cabellos completamente canos, las sienes deprimidas, los pómulos salientes, la mirada indecisa y sin brillo, los labios apretados como los de una herida cuyo daño es todo interior; el paso difícil y tardío y su cuerpo mismo, antes tan erecto y arrogante, principiaba a inclinarse hacia la tierra.”. Descripción ésta que contrasta con la exhibida en el cuadro de Michelena.

Y, entonces, ¿Por qué Michelena pintó a Miranda en esa situación tan triste?, cuando él no estuvo así. Porque los historiadores de aquella época, estaban convencidos de que Miranda había sido humillado, vejado y engrillado en la Carraca.

Otra curiosidad histórica sobre esta obra pictórica y que muy pocos compatriotas conocen, es que el modelo que posó en 1.898 para su realización, fue el gran escritor venezolano Eduardo Blanco, autor de la obra Venezuela Heroica, si señor como lo leen. “Así son las cosas”

 

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